No sólo en películas aparecen las matemáticas, también hay
libros que les dedican un espacio.
La soledad de los números primos es una novela en la que
su argumento no se basa en los números. Este libro cuenta la historia de Mattia
y Alice que nada tiene que ver con las matemáticas aunque por el título no lo
parezca. Sin embargo su autor, el italiano Paolo Giordano, licenciado en Física
teórica le da cierta importancia a esta ciencia desde una perspectiva más
global.
Aquí os dejamos un fragmento de la obra donde se puede
apreciar.
“Los números primos sólo son exactamente
divisibles por 1 y por sí mismos. Ocupan su sitio en la infinita serie
de los números naturales y están, como todos los demás, emparedados
entre otros dos números, aunque ellos más separados entre sí. Son
números solitarios, sospechosos, y por eso encantaban a Mattia, que unas
veces pensaba que en esa serie figuraban por error, como perlas
ensartadas en un collar, y otras veces
que también ellos querrían ser como los demás, números normales y
corrientes, y que por alguna razón no podían. Esto último lo pensaba
sobre todo por la noche, en ese estado previo al sueño en que la mente
produce mil imágenes caóticas y es demasiado débil para engañarse a sí
misma.
En primer curso de la universidad había estudiado
ciertos números primos más especiales que el resto, y a los que los
matemáticos llaman primos gemelos: son parejas de primos sucesivos, o
mejor, casi sucesivos, ya que entre ellos siempre hay un número par que
les impide ir realmente unidos, como el 11 y el 13, el 17 y el 19, el 41
y el 43. Si se tiene paciencia y se sigue contando, se descubre que
dichas parejas aparecen cada vez con menos frecuencia. Lo que
encontramos son números primos aislados, como perdidos en ese espacio
silenciosos y rítmico hecho de cifras, y uno tiene la angustiosa
sensación de que la parejas halladas anteriormente no son sino hechos
fortuitos, y que el verdadero destino de los números primos es quedarse
solos. Pero cuando, ya cansados de contar, nos disponemos a dejarlo,
topamos de pronto con otros dos gemelos estrechamente unidos. Es
convencimiento general entre los matemáticos que, por muy atrás que
quede la última pareja, siempre acabará apareciendo otra, aunque hasta
ese momento nadie pueda predecir donde.
Mattia pensaba que él y
Alice eran eso, dos primos gemelos solos y perdidos, próximos pero
nunca juntos. A ella no se lo había dicho. Cuando se imaginaba
confiándole cosas así, la fina capa de sudor que cubría sus manos se
evaporaba y durante los siguientes diez minutos era incapaz de tocar
nada…”
Como se puede ver un contexto diferente para hacer una definición matemática.